Entrevista a la Dra. Ana Lluch Hernández, Jefa del Servicio de Oncología Médica y Hematología del Hospital Clínico de Valencia
¿Qué le llevó a estudiar Medicina y por qué eligió la Oncología como especialidad?
Mi caso no es como el de algunos otros doctores que tienen una extensa trayectoria familiar. En mi familia no había nadie que se dedicara a la Medicina pero yo quise dedicarme a ella porque para mí tenía un componente social muy importante. Veía al médico de entonces muy distante con el paciente y yo quería ayudar desde la cercanía. La Oncología me gustaba porque era una especialidad de mucha innovación, de estar continuamente al día y de cambios y tenía mucho futuro a la hora de conocer cosas muy poco establecidas, siempre con la investigación de por medio. Ser médico tenía ese componente social de poder ayudar a la gente en sus dolencias y poder aportar algo importante.
¿Cómo recibía el mundo de la Medicina a una mujer doctora hace 30 años?
Mis inicios profesionales fueron digamos que diferentes de lo que serían ahora, en el sentido de que eran muchos más los hombres médicos, o que querían ser médicos, que las mujeres. Nosotras teníamos que tener un comportamiento muy estricto, porque no se estaba tan acostumbrado a tener mujeres en el mundo de la Medicina. Pero ya entonces se empezaba a vislumbrar que cada vez éramos muchas más mujeres las que estudiábamos Medicina y que la atención al paciente la podíamos realizar exactamente igual que los hombres. En mi caso en particular, dedicándome como me dedico al cáncer de mama, todavía el acercamiento a las pacientes es mucho mayor y para las mujeres enfermas significa un valor añadido que seas mujer.
Usted es una de las oncólogas más prestigiosas de nuestro país, gracias a su profesionalidad y su cercanía a los pacientes. ¿Cómo se aprende a ser buen médico?
Creo que una parte importante de ser un buen médico es tu interés científico y tus ganas por trabajar científicamente, investigando. Pero eso no está reñido con que puedas entender la situación del paciente, acercarte a él y conocer cómo se encuentra. La palabra cáncer todavía tiene connotaciones peyorativas en nuestra sociedad y como médico tienes que ayudar a desmitificar lo que significa la palabra y el diagnóstico de cáncer. Por tanto creo que explicar bien lo que le sucede al paciente, hacerle entender y fundamentar tus explicaciones es importantísimo. Se aprende a ser buen médico con la experiencia y conociendo lo que el paciente necesita en esos momentos. No hay que ocultarle la realidad y la verdad a un paciente con cáncer, pero hay muchas formas de comunicar las malas noticias. Para ello, claro está, necesitaríamos dedicar más tiempo a cada consulta.
La profesión de médico es una profesión de entrega, ¿a qué diría que ha renunciado para llegar a su posición actual?
Yo he intentado compatibilizar. Lo importante es que uno mismo se sienta bien, que esté sereno y de acuerdo con lo que hace. Que no sea solo un medio de vida el ser médico, ya que tienes que entregar muchísimo más para ello, pero sin culpabilizarte.
Hace un par de años el British Medical Journal publicaba un estudio de la OMS que afirmaba que España era el país europeo con menor tasa de mortalidad por cáncer de mama. Como especialista en este tipo de tumor, ¿cuáles diría que son las causas de estos buenos datos?
El cáncer de mama es el tumor más frecuente en la mujer española. En nuestro país se diagnostican cada año alrededor de 25.000 mujeres nuevas con cáncer de mama, lo que significa que una de cada ocho mujeres vamos a padecerlo a lo largo de nuestra vida. Por ello la investigación se ha focalizado mucho en este tumor, la sociedad es sensible a ello, sus aportaciones son importantes y se ha investigado mucho. Por otro lado es un cáncer que ha vivido importantes avances en los últimos diez años debido al diagnóstico precoz y a los múltiples tratamientos eficaces que podemos aplicar. Esos dos hechos es a lo que se debe el descenso de la mortalidad en los últimos años.
¿Las mujeres se enfrentan ahora de una manera distinta a un diagnóstico de cáncer de mama?
Sí, las mujeres han perdido un poco el miedo porque saben que no pierden un órgano tan femenino como es la glándula mamaria. El 60%-65% de las mujeres no tienen por que perder la mama y eso es muy importante para ellas. Por otra parte ya saben que una paciente pasa por una caída del pelo, por unos tratamientos, más o menos agresivos, pero que en menos de un año esta etapa la ha superado y la paciente puede vivir una vida totalmente normal. Prácticamente el 80% de ellas se va a curar, con lo cual esto anima a la sociedad y reduce el miedo al cáncer de mama.
Su trabajo va más allá de la asistencia al paciente y dedica parte de su tiempo a la Fundación de Investigación del Hospital Clínico de Valencia. ¿Cuál es el sentir actual de los investigadores?
En Oncología si no hay investigación no hay avances, porque la investigación es la base fundamental para incorporar nuevas estrategias de tratamiento. La investigación tiene que estar unida al 100% a lo que es la clínica, es decir, investigación que sea traslacional. Una persona no puede dedicarse solo a ver pacientes y dar tratamientos, eso es una forma de trabajar y de tratar a los pacientes desfasada. Hoy tiene que investigar, tiene que llevarse preguntas del paciente al laboratorio y respuestas del laboratorio al paciente. Para ello, si desde las facultades no creamos escuela, difícilmente en el futuro va a avanzar la asistencia oncológica.
En el verano de 2011 se incorporó al patronato de la Fundación ECO. ¿Cuál cree que es el papel que juega la Fundación en el panorama oncológico y sanitario español?
Hay aspectos que entre la investigación y la asistencia no se tienen en cuenta, por el volumen de pacientes que tenemos y por la propia dinámica de los servicios de Oncología. La Fundación en este sentido se incorpora a temas importantes como es la calidad, la investigación y la docencia, temas candentes que ningún foro de los congresos recoge. La Fundación está haciendo un papel extraordinario en este sentido.