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Entrevista al Dr. Albert Abad Esteve

Entrevista al Dr. Albert Abad Esteve, Jefe de Sección del Servicio de Oncología Médica del Hospital Germans Trias i Pujol. Institut català d’oncologia, badalona. Jefe de servicio de la unidad de consejo y cuidado oncológico. Ucco Iradier. Sanitas hospitales. Barcelona

¿Siempre supo que quería dedicarse a la Medicina o fue una elección hecha tras muchas meditaciones?

Recuerdo que cuando era pequeño, me impresionaba mucho ver trabajar al médico de familia cuando venía a casa. Me gustaba el “aire” que le rodeaba. Es un simple recuerdo de infancia, pero supongo que tuvo mucho que ver en mi decisión de estudiar Medicina. No hay antecedentes en mi familia… Ni los hay después de mí. Luego está la influencia, la ilusión de mis padres y la inquietud de saber “cómo funcionamos”.

Tengo entendido que su vocación era ser músico…

Sí. Me cuentan que de bien pequeño me ponía delante de la radio (entonces no había tele) y hacía de director de orquesta. También canté en la escolanía de mi colegio. Hasta que la voz me cambió. Este gusto por la música lo mantuve y lo cultivé con los años. De hecho estudié hasta tercero de piano y toqué la batería en una banda. Después opté por la Medicina, ¡había que tener una carrera! Pero todavía hoy toco el piano y la batería siempre que puedo. Podríamos decir que soy un músico, aficionado a la Oncología.

En el imaginario colectivo la figura del doctor se asocia con la del investigador, el hombre de ciencias, de pensamiento lógico. En su caso, el médico no está reñido con el artista…

En absoluto. En esta relación médico-investigador, la creatividad es muy importante y esto enlaza con la mentalidad del artista. Esta mentalidad creativa ha impregnado toda mi trayectoria profesional y en ello creo que ha tenido mucho que ver la música, aunque también he hecho “mis pinitos” en otras materias como pintar al óleo y hacer poesías en alguna época de mi vida.

¿Por qué se decantó por la Oncología?

Siempre me sentí atraído por la biología de las enfermedades, por saber de dónde vienen. La Oncología es una especialidad que llena las dos vertientes en que quería trabajar. Una más científica, que permite investigar los mecanismos de la enfermedad, y otra más humanística que es el contacto con los pacientes. De todas maneras a medida que adquieres conocimientos y los vas madurando, como en todo, llevan a uno a donde tiene que ir. De hecho cuando empecé a estudiar quería ser cirujano. Una vez más las circunstancias han tenido mucho que ver en encontrarme con la Oncología.

El ejercicio de la profesión, ¿es tal y como se había imaginado?

La verdad es que no he imaginado nunca mucho. He procurado que las cosas sean como me las he propuesto a base de trabajo. Es evidente que no todo es como te propones, pero esta filosofía ha hecho que no haya tenido grandes decepciones. Generalmente uno es culpable de que las cosas no sean como se quiere y esta reflexión me ha ayudado a no ver culpables donde no los hay y me ha estimulado a seguir intentándolo y a aprender los límites que tengo.

En la mayoría de los casos, los doctores son personas que continuamente están renovando sus conocimientos, estudiando, asistiendo a congresos, realizando investigaciones…. ¿es posible sacar tiempo para una vida personal al margen de la Medicina?

En una trayectoria profesional tan larga, que se pasan periodos con distintos objetivos. Es evidente que en determinado momento uno debe ser consecuente con la decisión que ha tomado. En mi caso, trabajar en un hospital universitario. Es imprescindible una gran dedicación a la ciencia y a la docencia pero siempre hay un rincón para la vida personal. Nunca me he obsesionado por el trabajo ni me ha importado que otro sepa más que yo. Lo que he hecho es aprender de él. Aquí estoy, convencido de que mis aficiones musicales, que tienen un gran peso en mi vida, han tenido mucho que ver en encontrar siempre un tiempo para mi vida personal donde la familia es muy importante. Naturalmente hubo un periodo en el que el porcentaje de vida personal fue pequeño (las guardias, el estudio…). Luego uno va aprendiendo a distribuir mejor el tiempo… ¡y a estudiar menos!

¿Ha renunciado a mucho para llegar su posición actual?

Nunca he tenido el sentimiento de renuncia. En todo caso a quitar parte del tiempo. Lo he hecho porque me ha hecho sentir bien y esto no es renuncia.

¿Cuál es la situación más dura a la que se ha tenido que enfrentar en el ejercicio de su profesión?

No puedo señalar una situación concreta. La Oncología es una especialidad cruda con momentos de dureza. El oncólogo ha de tener un fuerte matiz psicológico para poder afrontar determinadas situaciones y que no le afecten más allá de lo razonable. A pesar de esto, mi profesión me ha dado muchas satisfacciones. Pequeñas mejoras en el tratamiento y en investigación son a veces suficientes para contrarrestar estos momentos duros.

Usted es especialista en cáncer de colon. ¿Qué aspectos más importantes ha desarrollado en este campo?

Podemos diferenciar dos campos. Mi participación en el grupo TTD (Grupo Español de Tratamiento de Tumores Digestivos) me ha permitido el desarrollo de ensayos clínicos que han aportado mejoras significativas a nivel internacional en el tratamiento del cáncer de colon y también en otros tumores del aparato digestivo. Como proyecto personal, mi dedicación a la investigación traslacional para la selección de tratamiento en base a características genéticas de los pacientes, que ha dado fruto en cinco tesis doctorales y a una primera aproximación real a la selección de tratamiento en cáncer de colon, que en este momento está dando un nuevo paso en un ensayo comparativo en el seno del grupo TTD.

El cáncer colorrectal es uno de los cánceres más prevalentes y cuya incidencia ha aumentado considerablemente en los últimos años, ¿a qué cree usted que es debido?

Muy concreto, el sedentarismo y la dieta, males de la sociedad desarrollada.

¿Por qué existe un porcentaje tan alto de casos en estado avanzado? ¿Es difícil detectar este tumor?

No estoy muy de acuerdo en que los casos avanzados sean tan altos hoy día. Cada vez más se diagnostican casos sin afectación ganglionar, aunque sí que es cierto que todavía el número de casos que se diagnostican avanzados no es el deseable. Existen síntomas específicos, pero generalmente indican una situación avanzada, al menos localmente. Otro problema es que, muchas veces, ante un signo de alarma como el cambio de ritmo deposicional, la rectorragia o la pérdida de peso, no se reacciona adecuadamente por parte del paciente o incluso de la Medicina Primaria.

¿Existen medidas de detección precoz eficaces y económicamente rentables?

El problema del diagnóstico temprano es complejo. De los dos factores básicos que son la fiabilidad de la prueba y la respuesta de la población a la campaña, la respuesta de la población acostumbra a ser el mayor obstáculo. Tenemos hoy día una prueba muy fiable que es el test de detección de sangre oculta en heces que, aunque no tan efectivo como la colonoscopia universal (inviable en este momento), ha demostrado claramente su eficacia por ser rentable. A título individual, la colonoscopia a los 50 años es el método más efectivo. De manera colectiva no disponemos de infraestructura adecuada en este momento.

¿Cuáles han sido los principales avances en este tipo de cáncer en los últimos años?

Sin lugar a dudas dos hechos que van unidos. La incorporación de nuevos medicamentos quimioterápicos como oxaliplatino e irinotecan y de los nuevos agentes antidiana como cetuximabpanitumumab y bevacizumab que han permitido aumentar de manera significativa el índice de respuestas y la supervivencia. Como consecuencia de esta mejoría de la actividad, se ha generalizado el tratamiento quirúrgico de las metástasis alcanzando hasta el 40-50% de supervivencia a los 5 años y hasta un 28 % de curación. También los anticuerpos antiEGFR han sido artífices del primer factor de selección de tratamiento con el conocimiento de la mutación del gen kras que los hace inefectivos.

Recientemente ha participado en el I Seminario de la Fundación ECO sobre la calidad de la Asistencia Oncológica. En el área asistencial, ¿cuál cree usted que es una de las debilidades del oncólogo actual? ¿Y qué fortaleza destacaría?

Existe una debilidad general que implica a todas las demás y que es la falta de recursos. Detrás de este déficit viene la falta de infraestructura necesaria en los servicios de Oncología, con la consecuente masificación y colapso de las consultas, y un déficit de oncólogos especialistas que merma la formación de los residentes. Naturalmente estos déficits van a originar problemas de coordinación, de tratamiento integrado, dificultad para implementar unidades funcionales, etc. Como fortaleza distinguiría que somos una especialidad fuerte, base donde gira la coordinación de los tratamientos multidisciplinares.

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