Entrevista al Dr. Alfredo Carrato, Jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid.
¿Qué le llevó a estudiar medicina y desde cuando supo que quería dedicarse a ella?
Mi padre era médico y biólogo, un magnífico histólogo de la escuela de Cajal, dedicado a la investigación del sistema nervioso. Me transmitió su pasión por la investigación. Ha sido siempre un ejemplo para mí, como científico y como persona. Fue una influencia decisiva que le agradeceré siempre.
¿Por qué eligió la Oncología cómo especialidad?
Elegí ejercer una especialidad clínica y era necesario profundizar en alguno de los retos que entonces tenía la Medicina. Había mucho terreno que ganarle al cáncer y decidí comprometerme como especialista en Oncología para aportar mi esfuerzo en la lucha contra la enfermedad.
Aunque es salmantino de nacimiento, estudió en Madrid y posteriormente trabajó durante más de 20 años en el Hospital de Elche, donde puso en marcha el servicio de Oncología Médica. ¿Cómo recuerda esta etapa de su vida?
Ha sido una etapa de mucho trabajo en todos los frentes, fructífera y entrañable. Llegué a Elche tras mi primera oposición, con mi plaza de adjunto, cuando finalicé mi periodo de residencia. No existía la Oncología Médica en el Hospital y cuando me fui éramos un equipo de 8 oncólogos y 8 residentes con un desarrollo importante tanto asistencial, como de la investigación clínica y básica, con actividad docente en el pregrado y postgrado, y un reconocimiento científico nacional e internacional. Durante ese tiempo decidí compartir mi vida con Esperanza, mi mujer, he tenido dos hijos estupendos, he hecho grandes amigos y he disfrutado del mar al que tengo una gran afición.
Como algunos compañeros de profesión, también usted trabajó en los Estados Unidos, concretamente en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center, en los años 80. ¿cuáles eran sus funciones allí y qué le resultó más interesante y enriquecedor de su experiencia americana?
Estuve en el Memorial Sloan Kettering Cancer Center de Nueva York como fellow desde el 84 al 87. Fue una suerte que pudiese trabajar en uno de los mejores centros de cáncer del mundo y adquirir una sólida formación que me ha sido muy útil en mi desarrollo como profesional de la Oncología en los aspectos de gestión, asistencial e investigador. Tuve que pedir una excedencia de mi plaza en España pero al regresar pude reincorporarme con una plaza vinculada tras ganar la oposición a Profesor Titular de Oncología del Departamento de Medicina de la Universidad de Alicante. Vivir en Nueva York fue una experiencia única y enriquecedora.
La puesta en marcha del servicio de Oncología del centro ilicitano debió ser una gran responsabilidad, ¿cómo se consigue crear un departamento nuevo y convertirlo en un servicio de referencia nacional?
Ha sido fruto de mucho esfuerzo. Fuimos creciendo poco a poco y establecimos colaboraciones con profesionales del propio hospital y de otros centros. Aposté por la investigación desde el inicio. La metodología investigadora clínica aportó un incremento cualitativo del nivel asistencial, una productividad y una imagen de excelencia que fue percibida rápidamente por la comunidad científica. Con nuestra implicación en la investigación básica contribuimos al desarrollo de la biología molecular, la epidemiología, anatomía patológica, etc., alrededor del cáncer. Configuramos un sólido equipo multidisciplinar y establecimos alianzas con diversos grupos, algunos liderados por investigadores con los que había trabajado previamente en Nueva York.
En septiembre de 2008 dejó el Hospital de Elche para incorporarse al Ramón y Cajal de Madrid, ¿qué le motivó a tomar esta decisión?
El Hospital Universitario Ramón y Cajal es uno de los más prestigiosos de España por sus logros y grandes equipos. Pensé que podía ser una oportunidad profesional mi integración en dicho Hospital. Por otra parte, creí que el equipo que lideraba en Elche ya estaba configurado y sabría caminar solo. Otro aspecto relevante, a tener en cuenta, fue la circunstancia familiar de mis dos hijos, que estudiaban en Madrid.
Usted fue profesor de la Universidad de Alicante y de la Universidad Miguel Hernández, y ahora lo es de la Facultad de Alcalá de Henares, como catedrático. Más de tres décadas de experiencia docente. ¿Qué le aporta la docencia que no lo haga el ejercicio de la profesión?
La docencia del alumno de Medicina supone el contacto con los futuros médicos, jóvenes alumnos con una visión cambiante de la medicina, del mundo y de la vida. Te obliga a actualizar tus conocimientos y estrategias docentes. Es un contacto continuo con un retorno único, que tiene su expresión máxima cuando se consigue ilusionar y comprometer al estudiante con su futura profesión.
Como coordinador del estudio INTRO puesto en marcha por la Fundación ECO, ¿cómo valora la aplicación de la investigación traslacional a la práctica clínica en los centros hospitalarios españoles? ¿Cómo podría mejorarse?
La investigación traslacional le da sentido a la investigación clínica y es el eslabón fundamental que une el hospital y su actividad asistencial e investigadora con los grandes centros de investigación básica. Hace falta que exista un apoyo y compromiso real del Hospital con la investigación para que podamos hacer un desarrollo competitivo de la misma. Actualmente, sucede muy pocas veces.
En los últimos tiempos, muchas noticias revelan avances importantes e investigaciones muy esperanzadoras en la lucha contra el cáncer. ¿Cómo es la adaptación de estas novedades a la práctica diaria?
Todos tenemos ganas de progresar rápidamente en nuestra lucha contra el cáncer. El progreso en el conocimiento derivado de la biología molecular, por ejemplo, es mucho más rápido que el clínico. Hay un desfase importante y deberíamos idear fórmulas alternativas y optimizar los ensayos clínicos para poder avanzar a un mayor ritmo. Es un cuello de botella importante para la investigación traslacional.
¿Qué papel cree que juegan los medios de comunicación en el conocimiento del cáncer por parte de la sociedad?
Los medios de comunicación deben asumir su responsabilidad en la información veraz y contrastada a la ciudadanía sobre los métodos de prevención primaria y secundaria del cáncer, así como de su mortalidad, y de los avances diagnósticos y terapéuticos de la enfermedad. Es difícil sin una formación continua actualizada que se debe adquirir por los periodistas especializados en sanidad. Cuando la información no está dimensionada y está sesgada o exagerada, distorsiona la realidad y crea alarmas innecesarias o falsas expectativas en los pacientes.
¿Qué opina de la situación de la sanidad española?
No está mal pero podría estar mejor. El sistema MIR ha generado excelentes especialistas. Pero los sueldos son bajos y las posibilidades de hacer carrera profesional son difíciles en muchas ocasiones. Tenemos grandes profesionales con una vocación acentuada que a veces no encuentran apoyo del Sistema Sanitario y se desmotivan o se van a otros centros, cambian su actividad e incluso emigran a otros países. Deberíamos evitar este dispendio de capital humano que se ha formado con un coste alto de tiempo, esfuerzo y recursos. Repercutiría en un incremento del nivel de calidad de nuestra sanidad.
Ya en el plano más personal, ¿cuáles son sus aficiones? ¿consigue sacar tiempo para ellas?
Tengo poco tiempo, pues hay muchos fines de semana en que hay actividades científicas en las que tengo que participar. Cuando más tiempo tengo es en verano. Me gusta disfrutar del buceo y de la vela. Son aficiones que cultivé durante el tiempo que viví en Alicante. También me gusta la música y el cine.
¿Ha renunciado a mucho para llegar su posición actual?
He tenido que renunciar al bienestar y la vida cómoda. Pero tengo una excelente familia, grandes amigos, un buen equipo de trabajo y la conciencia tranquila.
¿Dónde se ve en el futuro? ¿Cuál cree que será su próximo destino?
Buena pregunta. Por el momento, estoy desarrollando el proyecto del Hospital Universitario Ramón y Cajal y el docente del pregrado en la Universidad de Alcalá. Depende de las oportunidades que se presenten y del futuro de nuestro Sistema Sanitario. Soy un profesional comprometido con la Oncología, abierto a valorar cualquier oferta atractiva y me encuentro, como todos, en el mercado de trabajo