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Entrevista al Dr. Carlos Camps Herrero

Abr 10, 2014

Entrevista al Dr. Carlos Camps Herrero, Director de Programas Científicos de Fundación ECO y Jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital General de Valencia

¿Qué le llevó a estudiar medicina y desde cuándo supo que quería dedicarse a ella?

Supe que quería ser médico desde joven, desde que estudiaba Bachiller. Quizá el vínculo familiar, mi hermano mayor estudiaba Medicina, hizo que tomara la decisión. Aunque sin duda, el factor clave fue el humano. Los médicos somos personas dispuestas a dedicarnos al cuidado, tenemos la vertiente humanística de querer cuidar a los demás.

¿Por qué eligió la Oncología cómo especialidad? ¿Dónde fueron sus inicios profesionales y cómo los recuerda?

Siempre quise ser internista. La medicina interna llevaba a un proceso de indagación mediante habilidades adquiridas en la exploración, en el interrogatorio del paciente y mediante conocimientos profundos de las enfermedades que te permitía, mediante pequeñas ayudas radiodiagnósticos, de llegar a diagnósticos espectaculares. Veía a mis maestros hacer esto y quería ser como ellos. Pero se me cruzaron en el camino varias circunstancias. Una de ellas fue el profesor Alberola, mi maestro, con el que comencé a tratar leucemias agudas en el servicio de medicina interna. La segunda coincidencia fue que se aprobó la Especialidad de Oncología Médica en España cuando yo era residente y tuve la suerte de que viniese el profesor García Conde a Valencia y crease el Servicio de Oncología Médica Clínica y el núcleo que formaba el doctor Alberola con sus residentes nos trasladamos en bloque a este Servicio. Mis inicios por tanto fueron en el Hospital Clínico y los recuerdo como apasionantes, con cariño e ilusión. En aquella época los estudiantes teníamos la suerte de hacer funciones similares a la de los residentes (acompañábamos pacientes, hacíamos historias clínicas).

El ejercicio de la profesión, ¿es tal y como se había imaginado?

El ejercicio de la profesión ha cambiado desde que yo empecé hace más de 25 años. Contábamos con menos medios, se hacía una medicina muy básica, muy primitiva, basada en la capacidad indagatoria del médico. No existían datos científicos, era todo empírico. En la actualidad el médico tiene a su disposición grandes sistemas tecnológicos para realizar el diagnóstico y dispone de medicamentos muy complejos técnicamente.

¿Qué caracteriza al médico del siglo XXI? ¿Se ha perdido algo en el camino?

El médico ahora tiene que ser multidisciplinar: tienes que tener habilidades informáticas, conocimientos de biología molecular, tienes que saber psicología, habilidades de comunicación, capacidad de investigación clínica y traslacional. La complejidad del oncólogo es mayor y tenemos que adaptarnos a la nueva situación. En el camino se ha perdido tiempo y relación directa entre paciente y médico. Ahora, en los hospitales, el enfermo  oncológico es tratado por un equipo y ha perdido el referente del médico al que consultarle sus dudas. Esto debemos recuperarlo. Es positivo que trabajen equipos en la evaluación y tratamiento del paciente, pero éste debe tener un referente visible.  Se está perdiendo también la capacidad para hacer diagnósticos basados en estas exploraciones clínicas.

¿Por qué ser médico hoy? ¿Cómo se lo explicaría a los estudiantes que se lo están planteando?

La medicina es una de las profesiones que ennoblece al ser humano: sacrificamos nuestro tiempo para adquirir conocimientos que alivien el sufrimiento de las personas. Un médico debe tener vocación de cuidado a los demás y el cuidado del paciente dignifica nuestra profesión. Además debe tener curiosidad, un médico tiene mucho de investigación y dedicación. Ser médico supone la entrega a nuestros pacientes, lograr desarrollar tu personalidad a través del esfuerzo en el cuidado de los demás. Una de las mejores formas de ayudar a los demás es siendo médico.  Es una profesión a la que merece la pena dedicarle una vida.

¿Qué opina de la situación de la sanidad actualmente? ¿Cómo ve su futuro?

Nuestra sanidad es una de las mejores del mundo pero el problema es que tiene una estructura basada en los modelos tradicionales de de jerarquía vertical y atendemos a los pacientes de este modo estándar. Los pacientes vienen a nuestros servicios con problemas que precisan ser resueltos y tenemos que darles soluciones mediante estructuras más horizontales. Otro aspecto que hay que cuidar es el de la promoción de los médicos en los hospitales. Debemos conseguir que a través de la experiencia y las habilidades demostradas, los médicos se puedan promocionar. Además, cada vez estamos viendo una menor producción de médicos españoles en las Universidades y éstos a su vez están emigrando a otros países. Desde el punto de vista de la sostenibilidad, hemos logrado la asistencia universal y gratuita, eso no hay que perderlo, pero  debemos mejorar la retribución salarial de nuestros oncólogos. En referencia al coste sanitario, creo que el modelo de los ensayos clínicos deben cambiarse, deben enfocarse a dianas moleculares.

La medicina ¿es un “medio” de vida o un “modo” de vida? ¿Es posible separar la vida profesional de la personal?

Creo que para ser un buen médico es esencial el equilibrio entre la vida profesional y personal. La medicina es una profesión pero también es una forma de entender la vida. Uno es médico las 24 horas del día todo el año. Es imposible deslindar los horarios de trabajo de los horarios de ocio, porque parte del ocio también es medicina. De hecho, yo ocupo parte de mis horas de ocio estudiando medicina. No obstante, no debemos olvidar que la medicina, evidentemente, es también un medio de vida: con ella consigo estructurar mi familia. Aunque, en todo momento, debo dejar espacio también para mi vida personal, porque, si no, no sería una persona completa.

¿Cuáles son sus aficiones? ¿se consigue sacar tiempo para ellas?

Creo que los médicos tenemos buenas dosis de humanismo. Personalmente, aunque no cultivo el arte de la escritura como alguno de mis compañeros, soy buen lector. Me interesa especialmente la novela histórica y estudio con avidez todo lo que sucedió en el periodo de la República Romana. Considero que, aprender del pasado nos aporta claves de futuro. Mi segunda gran afición es la pesca y, por supuesto, disfrutar  de mi familia.

¿Ha renunciado a mucho para llegar su posición actual?

No he renunciado a nada ni me he perdido nada, todo han sido concesiones voluntarias. A cambio la medicina me lo ha dado todo. Me ha permitido desarrollarme profesionalmente, crecer como persona, crear una familia, conocer a personas que me han enriquecido como ser humano y, por supuesto, conocer a los enfermos que me han dado ejemplo  de integridad, dignidad y entereza.

Como presidente de Fundación ECO, ¿podría explicar cómo se gestó la Fundación?

La Fundación nace de grandes dosis de idealismo y de voluntades de personas que quieren cambiar la realidad.  Nace de personas que creen que las hipótesis se pueden realizar, que las utopías se acercan cuando uno cree en ellas e intenta trabajarlas. Un grupo de colegas pensamos que había aspectos en la Oncología actual que los actuales grupos cooperativos organizados entorno al órgano afectado por un tumor no pueden atender, como es la mejora de la calidad de la asistencia de los pacientes teniendo en cuenta también sus puntos de vista. Consideramos que crear un grupo de expertos en Oncología cuyo eje central fuese el enfermo y aumentar la cantidad de servicios que se les brinda sería una buena idea. Como era un concepto basado en la utopía quisimos involucrar a personas que creyesen en la misma y por eso constituimos una fundación. Creo que Fundación ECO está formada por personas que tienen capacidad para imaginar el futuro y que anhelan ser ejemplos de calidad en sus Servicios de Oncología.

¿Qué objetivos persigue y cómo van a conseguirlos?

Nuestro objetivo es alcanzar las mayores cotas posibles de calidad en la asistencia a nuestros pacientes. Calidad entendida en un concepto muy amplio: calidad en la asistencia, en la formación, en la investigación… Porque al final todo redunda en la mejora de la asistencia a los pacientes y por lo tanto en el aumento de las posibilidades de curación, el control de síntomas y calidad de vida de los enfermos. Pero la calidad no es sólo una herramienta de gestión, es todo aquello que favorezca la satisfacción de nuestros enfermos. Así, podemos evaluar la participación de psicólogos en el procesos, si los tiempos de espera son correctos, si se les atiende el tiempo suficiente, si la investigación en nuestros centros es adecuada, si la financiación de la misma es pertinente, si la docencia que damos a nuestros médicos es la mejor… Las posibilidades son infinitas. En definitiva, qué aspectos podemos mejorar para lograr la Excelencia. Para conseguirlo necesitamos el apoyo de médicos, enfermos, Administración, de los gestores de nuestros centros, de las Sociedades Científicas, de la Sociedad Española de Oncología Médica. En este sentido, uno de nuestros objetivos es tener una relación fluida con la SEOM como un grupo de trabajo más.

¿Qué queda por hacer para ofrecer una asistencia oncológica basada en la excelencia?

Los servicios de Oncología tienen que responder a la realidad social que les rodea. Antes, su misión era conseguir que los pacientes fueran atendidos por especialistas. Ahora tenemos un gran número de servicios pero, ¿en qué condiciones se está trabajando? El 40% de estos servicios sólo tienen tres oncólogos, una cifra demasiado baja si consideramos que anualmente se detectan 200.000 nuevos casos de cáncer. De estos, afortunadamente, tenemos que atender la supervivencia del 60%  y, además, cuidar y acompañar al restante 40%. Además tenemos la obligación de investigar y enseñar a nuestros residentes. Junto con eso, el paciente y su familia han cambiado y ya no exigen sólo ser atendidos, sino, como es lógico, ser atendidos como seres humanos. Es decir, el paciente tiene una biografía y una trayectoria, una historia y tiene preguntas que quiere que sean respondidas y ello con diez minutos no es posible. Por tanto, uno de los principales escollos es el tiempo de atención al paciente. Necesitamos adecuar las plantillas de los servicios a las necesidades de nuestros actuales enfermos y oncólogos. Necesitamos dar calidad. Necesitamos además conocer qué instrumentos existen para medir la calidad e implantar esas mediciones y, sobre todo, nuestros pacientes se merecen conocer en qué hospitales españoles hay calidad para que tomen sus decisiones libremente.

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