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Entrevista al Dr. Enrique Aranda Aguilar

Entrevista al Dr. Enrique Aranda Aguilar, Jefe de Servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba.

Su currículum refleja una larga trayectoria de más de 20 años de dedicación al cáncer. Cuando era niño, ¿quería ser médico de mayor?

Siempre ha estado latente. Yo nací en la judería de Córdoba y, de hecho, en el centro de la judería estaba el Hospital de la Diputación. Desde pequeño tuve cierta tendencia, cierta curiosidad hacia los enfermos que llegaban al hospital. Y sí que es verdad que desde niño siempre quise estudiar Medicina.

Ahora, siempre pensé que sería bastante difícil, veía muy lejos esta posibilidad, porque esta carrera no existía en mi ciudad. Pero la verdad es que siempre tuve una orientación y una ilusión por ser médico. Se acercaba la época en que me tocaba elegir y en el 72-73 empezó Medicina en Córdoba y yo entré a la Universidad al año siguiente. Así que, si no hubieran puesto Medicina pues no sé qué hubiera hecho, porque en mi familia no había medios para irse fuera de Córdoba.

¿Por qué eligió la Oncología?

Realmente hice primero Medicina Interna. Lo que ocurrió es que cuando estuve ya trabajando en planta, con infecciosos concretamente, no había quién atendiera a los oncológicos y me ofrecieron seguir especializándome en Oncología Médica y hacerme cargo del departamento que se creó. Además, había hecho una tesis doctoral que tenía que ver con esta patología. Creo que fueron las dos circunstancias, por un lado la investigación, por otro el contacto con la Oncología más clínica en el hospital y, al mismo tiempo, el hecho de que no hubiera nadie que atendiera a estos pacientes, lo que me llevó a decantarme por esta especialidad.

¿Cómo recuerda esa etapa?

La recuerdo como muy ilusionante, pero al mismo tiempo muy dura. Muy dura porque era un momento en el que estaba solo, la mayoría de la actividad asistencial que hacía era a pacientes que estaban en un estado general bastante malo, afortunadamente diferente al que vemos ahora. Había una dispersión tremenda en cuanto al tratamiento del cáncer en las especialidades lo cual era una lucha diaria, y luego estaba el tema de conseguir recursos humanos y recursos físicos. Fue muy ilusionante, ir creando poco a poco las cosas en un sitio, pero también fue una época difícil.

El ejercicio de la Oncología requiere mucho tiempo, mucha dedicación y muchos esfuerzos. ¿se es médico las 24 horas del día? ¿Cómo encontrar espacio para la vida personal?

Bueno es que yo creo que el que es médico es médico, de día, de noche y a todas horas. Lo de desconectar de la Medicina, no sé si es la palabra adecuada. Es simplemente llevar una vida acorde y equilibrada con todas las diferentes posibilidades que puede tener uno como ser humano, médico en mi caso. En una entrevista me preguntaron, “Y cuando se quita la bata, ¿qué?” Y yo contesté “¿pero es que un médico se quita la bata?”. Lo de desconectar de la Medicina no creo que sea posible, lo que hay que hacer es vivir siendo médico.

En esa parte de su vida personal, ¿cuáles son sus aficiones?

Bueno, yo tengo aficiones muy activas dentro de la sociedad, como es la lucha por la familia, que es una de mis grandes aficiones, luchar y pelear por ayudar y por profundizar en todos los temas de familia y de educación. Luego tengo otras aficiones más comunes, como son practicar deporte, leer, o pasear con mi mujer, aunque esto, evidentemente, no es una afición, es una devoción.

En su opinión, ¿cómo ha cambiado la asistencia que reciben los pacientes de cáncer en estos veinte años?

De manera radical. Antes el paciente oncológico era un enfermo con muy pocas posibilidades, que tenía poco espacio en la asistencia y en el organigrama de los hospitales. Hoy día podemos decir que, en la mayoría de los hospitales de tercer nivel, el centro realmente es el paciente con cáncer, es la patología a la que más requerimientos y recursos se está dedicando, debido a la incidencia y a la prevalencia de la enfermedad por un lado y, por otro, a las grandes posibilidades de tratamiento que han surgido. Todo esto ha hecho que cambie radicalmente la asistencia a estos pacientes en muchos aspectos.

¿Y cómo ha cambiado la investigación en este tiempo?

La investigación ha evolucionado mucho y es importante resaltar el papel que en ello ha tenido la aparición y creación de grupos cooperativos en España sin animo de lucro, con un interés simplemente de poder investigar, porque hace 20 años las posibilidades de investigar eran muy limitadas. A lo mejor en algunos hospitales se investigaba algo pero tenían muy pocos recursos. Hace dos décadas la única posibilidad era hacer ensayos clínicos “extendidos”, como lo llamaban, de fase IV, promovidos por la industria, o poder trabajar muy humildemente con un grupo fuera de España que lo único que nos permitía era incluir algún paciente sin que se contara claramente con nuestra opinión a la hora de desarrollar hipótesis, protocolos etc. Creo que eso ha cambiado radicalmente. Considero que ahora mismo hay una investigación clínica independiente muy poderosa en España, reconocida no solo aquí sino también fuera de nuestro país. A las pruebas me remito, en el último congreso de ASCO hubo varias comunicaciones orales españolas, este hecho supone un salto importante, cuantitativo y cualitativo. Que queda mucho por recorrer, por supuesto, pero si miramos para atrás deberíamos estar muy satisfechos.

A pesar de que siguen haciendo falta muchos oncólogos, cada vez más licenciados se decantan por esta especialidad. ¿A qué cree que es debido?

A cualquiera que le guste la Medicina y la Ciencia, una de las especialidades que más proyección tiene en la actualidad es la Oncología, porque está casi todo por hacer. Creo que una especialidad tan joven, con tan pocas cosas estereotipadas y estándares, que nos permite hacer una medicina muy vanguardista, supone un reto para muchos estudiantes. Es verdad que por otro lado cada vez más los estudiantes ven las posibilidades que tiene hacer Oncología, no solo desde el punto de vista asistencial sino también desde el punto de vista de la investigación. Creo que es una especialidad muy apetecible en ese sentido, muy ilusionante y además ofrece múltiples salidas a la hora de poder trabajar.

¿Qué opina de la situación de la sanidad actualmente? ¿Cómo ve su futuro?

Creo que está complicado. Sostener la sanidad ahora mismo, el estado del bienestar, con el envejecimiento de la población y la cantidad de recursos que necesitamos, es difícil. Afortunadamente las administraciones se han vuelto hacia los profesionales, que son los que realmente pueden, junto con la administración, crear un cambio para poder ser más eficientes y de alguna manera poder superar esta crisis de la manera mejor posible. En este momento tenemos que analizar qué posibilidades hay para que realmente el centro siga siendo el paciente y el actor médico no tenga más condicionantes que pensar qué es lo mejor para el mismo. Creo que en un momento determinado ha podido pesar más la gestión económica que la gestión clínica y creo que hay que ver la realidad de un hospital, que no es solo la gestión por la gestión ni la clínica por la clínica. En este caso concreto del envejecimiento de la población y el consecuente incremento de casos de cáncer yo, sin ser yo economista, creo que harían falta estadistas que prevean a largo plazo, pero no solo hasta las próximas elecciones, si realmente se puede sostener este estado, teniendo en cuenta que de aquí a poco la población por encima de 65 años va a ser muy importante en España. Hace falta promover una política familiar importante porque, en definitiva, si no tenemos familia, no tenemos población que trabaje y que pueda sustentar el estado de bienestar. Estamos inmersos en un problema global, no es un problema solo de España y tendrá que ser Europa, a la que pertenecemos, la que se prepare para afrontar esta posibilidad de envejecimiento de la población y de disponer de unos mayores recursos para atender la mayor incidencia el cáncer y la prevalencia de éste.

Como ha comentado anteriormente hoy en día, la investigación en cáncer que se está realizando en España está consiguiendo grandes logros. ¿El oncólogo actual tiene que ser más científico que médico? ¿Ha de dedicar más tiempo y esfuerzos a la investigación que a la práctica clínica diaria?

El médico siempre ha sido científico porque el médico, de su observación clínica diaria se plantea las preguntas y con que tenga una mínima curiosidad va a intentar responderlas, por lo que es inseparable una cosa de otra. Yo creo que dentro de lo que es la actividad médica está la metodología científica por seguir avanzando, por lo que no creo que sean dos cosas diferentes.

¿Pueden en la actualidad los médicos realizar esta investigación de una manera óptima?

Los recursos de los hospitales son escasos en general, aunque unos hospitales tienen una maquinaria mas engranada para competir que otros. Lo que habría que hacer, sin perder calidad, es hacer más accesible la investigación a todos los hospitales y enfermos lo que permitirá una mayor equidad al acceso al tratamiento entre los pacientes.

¿Cuál es la importancia de la biología molecular en el tratamiento del cáncer?

La biología molecular ha hecho que ahora mismo estemos haciendo una Oncología totalmente diferente a la que se hacía hace unos años. Por eso estamos pidiendo el quinto año de formación, porque se necesita conocer la biología molecular para poder hacer una Oncología de primera línea. Si no, los futuros oncólogos difícilmente podrán desarrollar una Oncología de excelencia.

Como presidente del TTD, ¿cuáles son los principales avances que se han producido en el tratamiento del cáncer colorrectal?

El cáncer colorrectal ha cambiado radicalmente. Creo que es uno de los cánceres en los que más ha avanzado el tratamiento en los últimos años. Recuerdo en el 84, cuando volví de Italia, que se reían de mí en Sevilla por tratar el cáncer de colon. Antes pensábamos qué paciente íbamos a tratar y ahora pensamos con qué vamos a tratar a los pacientes, por todas las posibilidades que hay. Se ha ganado mucho en la supervivencia de estos enfermos, en su progresión, en los avances en el tratamiento después de la cirugía, donde estamos aumentando la curación. Y eso es importante.

Con los cambios y avances que ha vivido la Oncología en los últimos 20 años, ¿podemos pensar que dentro de dos décadas veremos el final del cáncer?

Por la historia de los últimos veinte años podemos decir que hemos avanzado muchísimo, con mucho esfuerzo, sí, con muchos pacientes tratados, subiendo pequeños peldaños, así que creo que poco a poco se le ha ido ganando terreno al cáncer. En mi opinión no creo que el final del cáncer llegue en las dos décadas próximas décadas, aunque sí que seguiremos avanzando mucho.

Para finalizar, ¿cuáles son los valores que aporta Fundación ECO al progreso de la Oncología?

El hecho de que haya una serie de profesionales de contrastado prestigio y experiencia pensando en qué es lo que se puede hacer para profundizar y mejorar la excelencia y la calidad de los que estamos haciendo Oncología, es algo muy importante. Considero que todos los trabajos de campo, de investigación y de profundización crítica de la docencia, de la investigación, que desde ECO se están haciendo son aportaciones necesarias que, como oncólogos, nos hace plantearnos la necesidad de constatar continuamente lo que estamos haciendo.

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