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Entrevista al Dr. José Luis García Puche

Abr 10, 2014

Entrevista al Dr. José Luis García Puche, Director de la Unidad Clínica de Oncología Médica del Hospital Clínico San Cecilio y profesor numerario de la Universidad de Granada. 

¿Qué le llevó a dedicarse al mundo de la Medicina?
Fue el prestigio que esta profesión tenía en mi ambiente familiar. Mi padre era ATS y maestro y mi abuela, matrona. Desde niño entendí que no había mejor trabajo que la dedicación profesional de un médico.

¿Qué le llamó la atención para elegir Oncología como especialidad?

El cáncer era, y aún lo es, algo más que una enfermedad. El miedo reverencial a padecerlo, la condena a muerte que su diagnóstico significaba y todo aquel misterio asociado retaba mi imaginación. En la medida que comencé a entender en mis estudios de Biología la naturaleza de la enfermedad y la manera de combatirla, se me hizo muy atractivo este campo de la Medicina. De alguna manera estábamos asumiendo el modelo de la QT etiotropa, tan fructífero en otras áreas de la Medicina. Ese mismo año falleció mi abuela, de un cáncer de útero. Era la persona más importante para mí en la familia. Fue entonces cuando me incorporé como alumno interno al Instituto de Oncología del Hospital Clínico San Cecilio de Granada.

¿Cómo recuerda estos inicios?

En el San Cecilio existía una fundación privada que financiaba la existencia de un instituto de Oncología con 40 camas, una Unidad de RT externa y dos facultativos. Esto facilitó mi incorporación a la Unidad que, de alguna manera, estaba dedicada exclusivamente al tratamiento del cáncer, si bien la mayor parte de los tratamientos serían lo que hoy entendemos por medidas paliativas. Mi contacto con esa realidad fue muy duro pero en algunos casos, aunque pocos, gratificante, cuando había resultados favorables en el tratamiento de pacientes con linfomas, cáncer de mama y otras situaciones que respondían al limitado arsenal de aquellos tiempos. Por otro lado, desde el principio de mi estancia en el instituto el contacto con la literatura científica especializada afianzó mi dedicación. En este centro acabé la licenciatura, me incorporé como Medico Interno, hice mi tesis doctoral y desempeñé los primeros años de médico con dedicación exclusiva en Cancerología. Finalmente con beca postdoctoral pude estar en el Instituto dei Tumori de Milano donde encontré de manera definitiva todos los elementos que configuraban y daban significado a mi dedicación profesional.

Como autor de más de 100 artículos y más de 250 ponencias y comunicaciones. ¿Cree que la información médica que existe en la actualidad llega de manera eficiente a la población?

No. Es una trabajo pendiente lograr un sistema de información correcto científicamente, comprensible para el ciudadano sin formación médica y de fácil acceso en las diversas áreas de interés de la Oncología. Un ejemplo de esto sería la información en la Red del Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos. No obstante se han hecho notables esfuerzos desde la SEOM y la Fundación ECO con los medios de comunicación pero falta una acción institucional de nuestras autoridades, especialmente a nivel de Internet ya que es un medio en el que aparecen una serie de informaciones no contrastadas, en ocasiones falsas y en otras tendenciosas que invitan al paciente a exigir un supuesto remedio milagroso.

En este sentido, ¿qué papel cree que juegan los medios de comunicación en el conocimiento del cáncer por parte de la sociedad?.

Muy importante. En una sociedad informada cualquier problema tiene mejor solución. La información veraz y clara forma opinión razonada. Y necesitamos una formación de este tipo para abordar diferentes aspectos de la enfermedad o diversas enfermedades dentro de la Oncología.

La crisis económica actual ha tenido mucha repercusión en la sanidad. ¿Cómo ve el futuro sanitario?

La crisis impacta en la Sanidad y en cualquier área de servicios que definen un estado de bienestar. Pero estoy básicamente de acuerdo con Naomí Klein en que no tanto por la situación actual, es decir una crisis profunda recurrente y característica del sistema capitalista, como por la absoluta y siniestra negativa de los actuales gobiernos, de derechas o de izquierda social demócrata, de buscar otra salida. El futuro de la Sanidad Pública depende de la capacidad de la ciudadanía de rebelarse contra los recortes y la privatización directa o indirecta de la atención sanitaria.

¿Qué opina sobre el copago sanitario?

El copago es una especie de “impuesto revolucionario”, injusto e ilegal ya que nos están haciendo pagar dos veces por lo mismo. A pesar de lo reducida que pueda ser su cuantía es imposible de asumir por los ciudadanos más vulnerables como ancianos, pensionistas y desempleados.

¿Qué otras opciones cree que existen para acabar con el déficit de nuestro Sistema Nacional de Salud?

No creo que sea un objetivo real “acabar con el déficit” del SNC. La Salud Pública, tal como lo entiende nuestra Constitución, es un servicio que el Estado da a los ciudadanos contra unos impuestos apropiados. No es un negocio por lo que, en consecuencia, no es lógico que se rija por los parámetros que se aplican para valorar un banco. Es razonable hacerla tan eficiente como sea posible, racionalizando gastos, empleando las mejores evidencias científicas y el mejor de los talentos de los profesionales para sacarle a cada euro el último céntimo en beneficio de la salud.

Como patrono de la Fundación ECO ¿Cómo se logra la excelencia en Oncología?

Se intenta lograr la excelencia en Oncología y, el mismo planteamiento dentro de la SEOM y Fundación ECO de buscar la excelencia en nuestra actividad ya es notable. En Oncología, como en otras áreas de la Medicina, conjugar lo mejor de las destrezas y habilidades médicas basadas en la evidencia científica con una actuación llena de un sentido de humanidad es la base sobre la que se debe promover la excelencia profesional. Corresponde a las autoridades sanitarias desarrollar los instrumentos de promoción, medida y recompensa en la Excelencia Profesional.

¿Esta el sistema español capacitado para ello?

No me cabe duda que hay recursos y que, con mayor o menor esfuerzo, pueden permitir al sistema sanitario la promoción de la excelencia. Pero no solo es un deseo. Es y debe ser una obligación del SNS activar de manera permanente esta política. Si hay capacidad de desarrollo de la carrera profesional, y es un hecho en nuestras Comunidades Autónomas, tiene que haberlo en la consecución y promoción de la Excelencia. Concretamente en mi comunidad hay un Plan de Calidad en la Consejería de Sanidad y una Agencia de Acreditación Profesional e institucional que permiten el desarrollo individual y de cada centro.

Ya en el plano más personal, ¿cómo equilibra la vida personal con la profesional?

De forma razonable. La verdad es que la mayoría de mis aficiones como la lectura, principalmente de historia, física y novela negra, la bicicleta, el cine y la música, las puedo compaginar con mi actividad profesional. Mi mujer tiene aficiones parecidas y por ello no hay conflicto de “intereses” (salvo que ella es del Madrid y yo culé). Ella también es médica, pero evitamos casi siempre temas profesionales. Lo único que echo de menos es más contacto con mis tres hijos y cuatro nietos.

¿Ha renunciado a mucho para llegar a su posición actual?

Mi posición actual como director de una Unidad Clínica de Oncología y profesor titular de la Universidad es la de un profesional comprometido con su vocación y con la sociedad que permite su desarrollo. Evidentemente he trabajado y trabajo pero me recompensa en la medida que he asumido como normal la perpetua insatisfacción de mi actuación profesional y humana. No sé si me habré puesto el listón demasiado alto. La única renuncia real que he hecho en mi vida profesional ha sido la culminación de mi carrera universitaria, ya que el Departamento y su Director me exigían como precio una sumisión a unos principios ajenos a la actividad clínica. En todo caso y eso para mí es rotundo, soy médico y profesor, en ese orden, por lo que no me arrepiento de esa renuncia.

¿Es el ejercicio de la profesión es tal y como lo había imaginado?

No. La idealización de la enfermedad, del enfermo y del profesional choca de manera estrepitosa con la realidad. La enfermedad no es tan simple como quisiéramos, ni sigue el modelo patogénico que nos gustaría. El paciente es mucho más que portador de una enfermedad grave y penosa, es un ser humano lleno de complejidades y problemas, difícil de entender, resumir y aceptar. Y los oncólogos no somos esos seres excepcionales dotados del poder “sobre la vida y la muerte”. Somos seres muy limitados y con recursos aún más limitados. Después de algunos instantes de duda debemos aceptar el fracaso de nuestra ilusión y en su lugar asumir hecho de que solo podemos “intentar ayudar”. Solo asumiendo humildemente nuestra impotencia podremos ser útiles, compasivos y en definitiva ser el médico que espera un paciente con graves problemas.

Usted fue militante del PCE en la clandestinidad y perteneció además a la Junta Democrática. En la actualidad forma parte de CCOO y de Izquierda Unida y preside una asociación republicana, UCAR-Granada. ¿Este compromiso político le ha ayudado o le ha dificultado en alguna ocasión en el ejercicio de su profesión?

El compromiso político nunca me ha dificultado mi desarrollo profesional o personal. En 1978 entendí que tanto la Medicina como la Política requerían dedicación exclusiva. Hice mi elección y decidí que la mejor manera de ayudar a mis ideales (Progreso, Paz, Igualdad y Justicia) era intentando cumplir como profesional. No he sufrido ninguna persecución o discriminación por mi orientación política, salvo quizás dentro del Departamento Universitario. Tampoco he tratado nunca de utilizar mi puesto para influir en la opinión de ciudadano, salvo con el ejemplo personal.

UDe usted han dicho que es riguroso, eficiente, profesional y esencialmente humano. ¿Son estas las cualidades de un buen oncólogo?

Gracias a cualquiera que ha dicho eso de mí. Creo que son cualidades esenciales para cualquier profesión. Yo añadiría la humildad.

Por último, si no se hubiera especializado en Oncología, ¿Cuál habría sido su elección?

Ginecología. La ilusión de mi abuela era que yo fuese ginecólogo, como su maestro, el profesor Alejandro Otero.

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