Entrevista al Dr. Manuel Benavides Orgaz, Jefe de la Sección de Oncología Médica del Hospital Regional Universitario Carlos Haya de Málaga.
¿Dónde realizó sus estudios de Medicina y qué recuerda de aquella época de estudiante?
Fue en la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid. La Universidad estaba entonces muy politizada pues eran los últimos años del franquismo y de hecho salvo los dos o tres primeros meses del curso, la Universidad fue cerrada para todo el resto del año académico en la mayoría de las ciudades Españolas.
¿Qué era lo que más le atraía durante su juventud en el campo de la Medicina?
Tenía claro que de estudiar una carrera universitaria solo me gustaba Medicina pero no sabría decirle exactamente la razón. Quizás las ganas de trabajar en algo dinámico y con futuro.
¿Qué le llamó la atención para elegir Oncología como especialidad? ¿Dónde comenzó a ejercer como oncólogo?
Fue un poco por casualidad. A través de un compañero de la Facultad me presenté a un proceso de selección para trabajar en el Departamento Científico de los Laboratorios Abelló en Madrid, en donde habían creado cuatro áreas de trabajo. Quedaba el área de cáncer que me la encargaron a mí, así que ese fue el inicio. Tenían entonces un fármaco que era la prednimustina y me ocupaba de su desarrollo médico. Al mismo tiempo se ocupaban de mi formación en oncología y me introdujeron en el Servicio de Oncología Médica del Hospital Gregorio Marañón en donde conocí al Dr. Eduardo Flores con el que pasaba consulta unas dos veces a la semana y al que siempre le he quedado muy agradecido, junto a los compañeros de entonces. Fue durante ese periodo en el que me di cuenta realmente de que me gustaba la oncología y solicité una beca para trasladarme al Hospital Paul Brouse de Paris que dirigía entonces el Profesor Georges Mathé, todo un símbolo de la oncología mundial en aquellos tiempos. En el año 1984 me fui con esa beca para un año y al final me quedé ocho años.
En los inicios profesionales de muchos de los miembros de Fundación ECO, y según sus propias palabras, estaba casi todo por hacer en España por lo que a Oncología se refiere. En su caso concreto, ¿tiene la sensación de haber contribuido especialmente al desarrollo de la especialidad en España?
Creo que ese es un aspecto a valorar más por los demás que por uno mismo. En cualquier caso yo veía la oncología española desde fuera, es decir desde Francia, en donde me encontraba trabajando y desde luego puedo asegurar que en esos años la oncología francesa era muy potente a nivel internacional. Creo que una de las cosas que más me impactó es la dualidad ‘clínica y laboratorio’ que debe tener de forma indisoluble un oncólogo. Al menos ese era el caso nuestro allí. Luego la realidad, en general, en nuestra sanidad es otra pero, al menos, aquello me dejó claro que debemos pensar y trabajar así.
¿Qué echa de menos en el ejercicio actual de la profesión?
Seguramente el poder trabajar con mayor calidad de forma global.
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo? ¿Y lo que menos?
Me gusta mirar para atrás y ver cómo vamos progresando, me gusta ver cómo disponemos de forma continuada de nuevas posibilidades de mejora que nos permiten mantener una actitud positiva y optimista en esta complicada patología. Lo que menos me gusta es el ambiente frecuentemente estresado en el que trabajamos y me preocupa el saber cómo podemos mejorarlo.
¿Recuerda un momento en su trayectoria profesional que le haya marcado especialmente?
Mi estancia en París, en el Hospital Paul Brousse, que coincidió durante unos años de un especial liderazgo a nivel internacional del que era su Director, el Profesor Georges Mathé. Había un enorme ambiente de innovación que se veía reflejado en las relaciones entre los que trabajábamos allí, en la producción científica, en la generación de ideas, en la “mezcla” de personas trabajando en laboratorio y clínica, en el trasiego de personalidades relevantes y creo que todo eso ha sido importante en mi trayectoria posterior. A otro nivel, la consecución de la Jefatura de Oncología Médica en mi Hospital actual me recuerda siempre mucho desde donde y cómo empecé.
¿Cuál es su especialidad dentro del cáncer? ¿qué avances puede comentarnos en este sentido que se estén llevando a cabo?
Mi dedicación profesional está dirigida especialmente a los tumores digestivos y en particular al cáncer colorrectal en donde la supervivencia casi se ha triplicado en estos últimos 10 años gracias a los nuevos fármacos y a la cirugía. También me interesan de forma especial los tumores cerebrales que son poco frecuentes y que introduje en su momento en nuestra cartera de servicios. Les presto una especial atención que incluye áreas como la edición de un libro, en colaboración con tres compañeros de otras especialidades de mi Hospital, o el desarrollo de proyectos de investigación traslacional con la Universidad de Málaga. En ambas patologías como en el resto en general, la individualización de los tratamientos son quizás los avances más destacables.
Según los últimos datos del Globocan 2008 la incidencia estimada de tumores cerebrales o del sistema nervioso en España es de 3.500 casos anuales. ¿Son los recursos destinados a este tipo de tumor insuficientes al no tratarse de uno de los tumores con mayor incidencia?
Bueno al ser de menor incidencia y también prevalencia creo que los recursos son adecuados aunque siempre mejorables. Lo más importante quizás en este tipo de tumores precisamente por su baja incidencia es el trabajo en equipos multidisciplinares que representan los Comités de Tumores neuro-oncológicos que en mi opinión son los que deben canalizar su enfoque de forma global.
Como miembro del Grupo Español de Investigación en Neuro-Oncología (GEINO), ¿cuáles son las principales investigaciones que se están llevando a cabo en la actualidad?
Desde la Oncología Médica los tumores cerebrales han estado históricamente un poco apartados de nuestros Servicios en muchos Hospitales. Quizás la razón principal ha sido la falta de evidencia de beneficio de los tratamientos sistémicos en estos tumores, aspecto este que ha cambiado de forma importante. Dada la “industrialización” de la investigación clínica es complicado desarrollar determinados estudios clínicos y más en estos tumores. A través del Grupo GEINO llevamos a cabo estudios básicamente en Glioblastomas que son los tumores cerebrales malignos más frecuentes. Colaboramos también en estudios internacionales de registro o en el desarrollo de nuevos fármacos.
Los grupos cooperativos han sido los impulsores de la investigación del cáncer en nuestro país y parte fundamental de los avances conseguidos. ¿Cuáles son las demandas más repetidas por parte de estos grupos y de las sociedades oncológicas que todavía no han sido atendidas?
Coincido 100% con el enunciado de la pregunta y felicito desde aquí a todos aquellos que estuvieron en el nacimiento de los mismos y han impulsado su desarrollo desde cero prácticamente. Asistimos en la actualidad a un debate del que desconozco el resultado final pues se ha creado una plataforma pública, a nivel europeo, para la investigación clínica que tiene muchas cosas en común con el trabajo que llevan a cabo los Grupos Cooperativos, por lo que espero que sirvan claramente para mejorar el trabajo de los mismos y potenciar la investigación académica.
¿Están los servicios de oncología preparados para el incremento de la incidencia que se prevé en los próximos años?
Mi servicio en particular está saturado pero hay mecanismos que tenemos que trabajar para estar preparados. Tenemos que trabajar mucho en diferentes áreas como por ejemplo en el seguimiento, en la multidisciplinariedad a través, entre otras posibilidades, de los Comités de Tumores, en la organización asistencial hospitalaria, etc…
En muchos foros médicos se apuesta por un trasvase de competencias desde la especialidad a Atención Primaria, sobre todo para el seguimiento de largos supervivientes. ¿Está la Atención Primaria suficientemente preparada para absorber a estos pacientes?
La respuesta es clara. En mi opinión, la Atención Primaria no está preparada para ello, pero sí me parece que es la más adecuada para ello. Creo que, a través de los procesos asistenciales, la administración y todos nosotros (AP y Oncólogos) debemos valorar posibilidades de colaboración para que ese trasvase de pacientes a los Centros de Salud sea una realidad en algún momento, como ya lo es en algunos casos. Creo que lo más importante es tener claro que muchos de los problemas que pueden presentar los largos supervivientes de cáncer son problemas que se pueden abordar mucho mejor desde la AP que desde un centro hospitalario de mayor complejidad y para otros fines.
¿Cómo valoraría la relación entre AP y los servicios de Oncología? ¿Existe comunicación entre los dos niveles asistenciales? ¿es necesaria una mayor coordinación?
Creo que la relación es escasa en general y por ello valorar cauces de acercamiento para colaboraciones es el objetivo principal. Nosotros en nuestro caso acabamos de finalizar recientemente un curso de oncología que hemos dirigido a AP y proyectamos valorar posibilidades de seguimiento en AP en determinadas áreas.
Como miembro de Fundación ECO, ¿cuáles cree que son los valores que aporta la Fundación al progreso de la Oncología?
El hecho de que exista un organismo externo que trabaje también para mejorar la calidad en la atención oncológica me parece fundamental y por ello felicito a sus fundadores. Está claro que el trabajo es difícil y el entorno complicado pero precisamente por ello tiene más valor la Fundación ECO.
Para finalizar, si no fuera médico, ¿qué le hubiera gustado ser?
Me gusta la fotografía, quizás algo relacionado con ello.