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Entrevista al Dr. Manuel Constenla Figueiras

Abr 10, 2014

Entrevista al Dr. Manuel Constenla Figueiras, Jefe del Servicio de Oncología Médica del Hospital Montecelo de Pontevedra.

¿Qué le llevó a estudiar medicina y desde cuándo supo que quería dedicarse a ella?

Fue una motivación personal, ya que ningún miembro de mi familia era médico. Supe que quería dedicarme a ella en el Bachillerato, había elegido la rama de Ciencia y me gustaban mucho los aspectos biológicos. Desde luego, con la perspectiva de los años puedo afirmar rotundamente que no me arrepiento de haberlo hecho y que volvería a elegir esta profesión si me preguntaran

¿Por qué eligió la Oncología cómo especialidad? ¿Dónde fueron sus inicios profesionales y cómo los recuerda?

Cuando comencé mi formación MIR, la Oncología todavía no era una especialidad reconocida. Yo elegí el Servicio de Hematología del Hospital Universitario La Paz (aunque también me interesaba la Oftalmología). Esta área fue el germen del futuro Servicio de Oncología del hospital. Podría decirse que soy un ‘veterano’ en la especialidad, ya que obtuve el primer título que se dio en España de Oncología allá por el año 1981. Recuerdo que cuando fui al Ministerio no sabían ni cómo hacer el formato…

Con lo rápido que avanza la ciencia y la medicina, la actualización de conocimientos en su profesión ha de ser constante. ¿De dónde saca tiempo libre para continuar formándose?

Podría decirse que la formación del oncólogo ha de ser diaria. Sin embargo, hoy en dia contamos con grandes aliados como Internet y Google. Hace unos años era impensable que pudieras descargarte las últimas ponencias presentadas en ASCO desde el ordenador de la consulta. Todavía recuerdo cuando andábamos con fotocopias, notas a mano, archivos con millones de folios de documentación….

La medicina ¿es un “medio” de vida o un “modo” de vida? ¿Es posible separar la vida profesional de la personal?

Sin duda es un ‘estilo de vida’. Un médico lo es las 24 horas del día…hasta cuando estás paseando al perro tras una extenuante jornada y ves que cojea, te preguntas médicamente qué le sucede…. Por eso es difícil separar la vida personal de la profesional, yo creo que porque más que una profesión es una actitud hacia la vida…

El servicio de Oncología que dirige cuenta desde 2003 con una Unidad de Consejo Genético para síndromes hereditarios de predisposición al cáncer ¿En qué consiste este servicio? ¿A qué población se atiende y qué pruebas se realizan?

Este Servicio se creó a raíz de la necesidad y la demanda que observamos en nuestra población adscrita. En la actualidad trabajamos conjuntamente con la Fundación Genómica de la Universidad de Santiago de Compostela. Realizamos análisis de todo tipo de mutaciones o síndromes de predisposición al cáncer en nuestra área y poblaciones próximas. Sin duda, contar con un servicio de este tipo es indispensable en cualquier hospital de referencia de España.

¿Es por tanto el cáncer una enfermedad hereditaria?

Contrariamente a lo que piensa mucha gente, el porcentaje de cáncer hereditario es ínfimo. Sí es verdad que existe un mayor porcentaje de personas con predisposición a padecerlo, lo cual no significa que tengan necesariamente que desarrollar esta enfermedad.

Como especialista en cáncer de mama, ¿hacia dónde se están dirigiendo las investigaciones en estos momentos y cuál será la tendencia futura en el tratamiento de este tipo de tumor?

Los principales avances se centran en el ámbito de la biología molecular y la rapidez con que en la actualidad podemos secuenciar el genoma. Ahora entendemos procesos que antes no tenían explicación para nosotros y que nos permiten comprender mucho mejor los mecanismos de actuación del cáncer. Esto nos ayuda a aplicar tratamientos más específicos, no necesariamente centrados en la quimioterapia, que nos abren nuevas vías y posibilidades. Ahora sabemos que no todos los enfermos son iguales y comprendemos mejor por qué, con similar diagnóstico, dos enfermos no evolucionan de la misma manera. Sin duda, el futuro del tratamiento del cáncer pasará por esta vía.

¿Cree que está cerca su cura?

A corto plazo no. Existe una cierta sensación de que los tratamientos quimioterápicos han tocado techo. Es cierto que en los últimos años hemos logrado curar a un porcentaje importante de pacientes en determinados tumores gracias a la quimio y la radioterapia. También se ha avanzado en las técnicas diagnósticas y en la concienciación de la población. Con todo, aún nos queda camino por recorrer. Sin duda, el futuro pasa por ahondar, como decía, en los mecanismos de desarrollo del tumor y en atacar, no sólo las vías de señalización de esa aberración genética (que es el cáncer), sino también su núcleo.

Se habla mucho del coste actual de la sanidad y de cómo está afectando la crisis económica a la deuda del Sistema Nacional de Salud hasta el punto de la posibilidad de implantar el copago. ¿Se ha notado en los hospitales una reducción de los presupuestos dedicados al cáncer? En su opinión, ¿cómo se podría reducir esta deuda?

Se trata de un debate abierto que, sin duda, merece una reflexión por parte de toda la sociedad. Es cierto que en ocasiones la Industria establece un precio por los fármacos en aras a un desarrollo e investigación que en realidad no es tal. Muchas firmas destinan numerosos recursos a campañas de marketing e imagen que luego intentan gravar al usuario final. De todos modos, considero como médico y oncólogo que si un tratamiento es efectivo debemos pagar lo que valga, pero si no está demostrada su eficacia no se deben invertir recursos en él. Para ello deberíamos contar con agencias reguladoras como han hecho otros países. En Inglaterra, la agencia NICE establece los criterios reguladores coste/efectividad que deben tener los fármacos para que se destinen al sistema sanitario. En España precisamos de una figura similar que determine si el SNS debe asumir el coste de ese fármaco porque es realmente efectivo para sus enfermos.

En el caso del cáncer, cuyos tratamientos son muy costosos, hay debates internos acerca de la rentabilidad de algunos de estos tratamientos. ¿Cuál es su opinión al respecto en un tema tan delicado como es poner precio a la salud de los pacientes?

Como hemos comentado se trata de revisar la efectividad de algunos fármacos. Hay tratamientos que no han cumplido las expectativas esperadas y que no vale la pena seguir financiando.

¿Cómo es el camino que debe recorrer un nuevo medicamento desde que es aprobado hasta la efectiva aplicación al paciente? ¿Qué se puede hacer para mejorar este circuito?

Hay diversas vías. En la actualidad los oncólogos tenemos diferentes recursos, entre ellos recurrir al ‘uso compasivo’. En cualquier caso, siempre prima la evidencia científica de su utilidad para el paciente.

El incremento de la incidencia de los casos de cáncer, el aumento de la supervivencia de estos pacientes y la escasez de oncólogos médicos, ¿generará en un futuro listas de espera para pacientes con cáncer? ¿Qué solución se podría aportar a esta tendencia?

No considero que este sea un motivo de alarma. Creo que en la actualidad los recursos son ponderados respecto de las necesidades existentes. Lo que sí es necesario es una cierta estratificación de los casos. En la actualidad, cualquier proceso oncológico se deriva al Servicio de Oncología del hospital, cuando existen casos que, en realidad, lo que precisan son cuidados paliativos.

Tras su participación en el último seminario de ECO “La Investigación Oncológica en el s. XXI”, ¿cuál diría que es el estado de salud de la investigación oncológica en España?

Creo que hablamos de un estado de salud excelente. En estos momentos, los investigadores españoles son indispensables en congresos y debates internacionales. El impulso de los Grupos Cooperativos de Investigación, como el caso de GEICAM en cáncer de mama, han dado también el espaldarazo definitivo al prestigio internacional de nuestros oncólogos.

¿Cuáles son sus aficiones?

Mis aficiones son sencillas. Soy muy aficionado a los deportes, como el esquí en invierno, aunque no suelo arriesgar mucho (risas). También me gusta salir al mar con mi velero y estar a la última en los avances informáticos.

¿Qué le hubiera gustado ser de no haber sido oncólogo?

Como ya he dicho, me quedé con el gusanillo de ser oftalmólogo….

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