Dra. Yolanda Escobar, oncóloga del Hospital Gregorio Marañón de Madrid y vocal de la Sección de Cuidados Continuos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM)
- ¿Qué se entiende por cuidados continuos en el terreno de la Oncología Médica?¿Cómo mejora la calidad de vida de los pacientes oncológicos este tipo de cuidados?
El concepto de cuidados continuos se refiere a la atención de todos aquellos síntomas o problemas del paciente oncológico que, relacionados con el tumor, con su tratamiento o con factores coincidentes en el tiempo con lo anterior, alteran su calidad de vida desde el mismo diagnóstico del cáncer. A diferencia de los cuidados paliativos, los continuos se proyectan y se realizan desde el comienzo de la asistencia médica y se prolongan a lo largo de todo el proceso, incluyendo a pacientes cronificados y curados del cáncer.
La mejora de la calidad de vida cuando se tratan y controlan síntomas o alteraciones del paciente oncológico es una obviedad. Vivir el proceso sin dolor, sin disnea, con recomendaciones dietéticas, buen manejo de la toxicidad de los tratamientos y control de cualquier otra alteración presente en un determinado momento de la evolución es una aspiración legítima para todos los pacientes que puede satisfacerse.
- ¿En qué estado se encuentran los servicios de Oncología española en la prestación de esta atención? ¿Considera que están convenientemente instaurados?
Los cuidados continuos deben ser proporcionados por el equipo médico que trata al paciente en cada momento o, en su defecto, por personal de enfermería entrenado. Sin embargo, varios factores dificultan que puedan llevarse a cabo: la saturación de las consultas de Oncología Médica con la consiguiente limitación de tiempo para atender a cada enfermo, la falta de formación específica en el control de síntomas por parte del personal sanitario e incluso la falta de motivación o de capacidad para abordarlos.
En España, los cuidados continuos no están suficientemente instaurados porque requieren personal, tiempo y una organización destinada a su desarrollo, objetivos que no se consideran una prioridad en el contexto de la atención a los pacientes oncológicos a pesar de ser coste-efectivos dado que ahorran asistencias en Urgencias e incluso gasto hospitalario.
- ¿Los oncólogos de nuestro país están suficientemente formados en cuidados continuos?
La Oncología española -desde la propia SEOM hasta fundaciones preocupadas por la calidad asistencial, como la Fundación ECO- trabaja en la difusión y promoción de los cuidados continuos entre los oncólogos, haciendo hincapié en el periodo MIR. Son numerosas las actividades formativas y divulgativas y los estudios clínicos que se llevan a cabo, pero el nivel de formación depende de la voluntad de cada profesional y de la importancia que éste les otorgue a los cuidados continuos.
- ¿Cree que los cuidados continuos deberían valorarse como uno de los estándares de calidad en la atención al paciente oncológico? ¿Por qué?
La presencia de los cuidados continuos en la práctica clínica oncológica habitual debería considerarse un estándar de calidad de un servicio, tan valioso como cualquiera de los demás parámetros que habitualmente se tienen en cuenta. Los cuidados continuos son cruciales para la calidad de vida y la capacidad de los pacientes de sobrellevar la enfermedad y los tratamientos. Algunos estudios publicados reflejan -y la clínica diaria nos lo corrobora- que los cuidados continuos tienen incidencia en la supervivencia al margen de los tratamientos específicos antitumorales.
- Como parte de estos cuidados continuos, la Fundación ECO ha promovido un estudio científico que evalúa el estreñimiento inducido por opioides en el paciente oncológico con dolor irruptivo oncológico y del que usted ha formado parte. ¿Cuáles han sido las principales conclusiones que han sacado?
Las conclusiones demuestran, precisamente, que los cuidados continuos son un “desiderátum”, pero su práctica, en el día a día, deja mucho que desear.
El estudio muestra que el estreñimiento inducido por opioides (EIO) en pacientes tratados por dolor irruptivo oncológico (DIO) es un efecto adverso muy frecuente y, desde luego, muy conocido por los oncólogos. Una vez instaurado, no se revierte sin medidas terapéuticas y, a pesar de ello, no todos los médicos prescriben laxantes, ni controlan la evolución del síntoma ni su repercusión sobre la vida del paciente ni utilizan fármacos específicos indicados para el estreñimiento resistente a la primera línea de tratamiento, como los PAMORA.
- La Sección de Cuidados Continuos de SEOM ha recibido recientemente el Premios ECO 2018 a “mejor iniciativa en calidad en tratamiento de soporte”. Hoy en día, ¿considera que está suficientemente reconocido el trabajo que se realiza en este ámbito?
Desgraciadamente, creo que no. Es frecuente resaltar en los medios los avances en tratamientos oncológicos novedosos y costosos y sus resultados estadísticos, así como mencionar a los profesionales que dirigen esas vanguardias como luminarias de la medicina. No obstante, esto no ocurre con los cuidados continuos: las novedades terapéuticas no tienen parecida repercusión ni tampoco los profesionales que los practican o investigan sobre ellos.
Los cuidados continuos son un trabajo con gran desproporción entre su consideración social, lo que representan para la sociedad, y el beneficio que proporcionan a los pacientes. Por esa razón, como miembro de la Sección de Cuidados Continuos de SEOM me siento muy agradecida a la Fundación ECO por ese reconocimiento a un trabajo incesante y poco conocido, destinado a la mejora de la vida diaria de nuestros pacientes.
- Por parte de la sanidad española, ¿están infravalorados?
Desde mi punto de vista, los cuidados continuos oncológicos no están entre las prioridades de las autoridades sanitarias, a diferencia de los cuidados paliativos, cuyo concepto, más claro y restringido, es más fácil de asimilar y establecer. Si por sanidad española entendemos el colectivo de profesionales que trabajan en la atención a los enfermos en general, tampoco me parece que haya formación ni sensibilización suficientes como para que los cuidados continuos constituyan una prioridad sanitaria. Por otro lado, ni los medios de comunicación ni la población general conocen ni pueden valorar los beneficios que aportan los cuidados continuos.
En general, la estrella de los nuevos fármacos antitumorales y las nuevas técnicas diagnósticas y terapéuticas es tan brillante que no deja ver otros progresos que tienen el mismo objetivo: sanar, mejorar, consolar.